La historia musical de Irlanda tiene sus particularidades conforme a la del resto de Europa. Cuando los hielos de la última glaciación se retiraron, los pueblos del
Mesolítico llegaron a la isla; era el octavo milenio antes de Cristo y estos cazadores, que habían cruzado todo el continente, seguían ritos chamánicos y realizaban esculturas en piedra. Posteriormente llegaron más pobladores de otros lugares y estos primeros habitantes quedaron anclados en la
Edad de Piedra hasta el siglo I a.C., llamados
pictos o
Fir Bolg en el folclore irlandés.
Para entonces la mayoría de las tribus de Europa ya conocían la
flauta de hueso (e incluso existe una teoría que habla de la búsqueda de cuevas con ciertas propiedades de reverberación y ecualización del sonido como una forma de arte primitivo), pero no hay ningún vestigio que demuestre que los irlandeses conociesen la flauta hasta el siglo X, cuando los
vikingos atacaron la isla. En ese momento, el rey del pequeño reino de
Dal Cais:
Brian Boru, había conquistado todo el sur de Irlanda y todo apuntaba a una guerra que unificaría a todos los irlandeses pero
Máel Mórda mac Murchada, el rey de
Leinster, urdió una conspiración y se alió con el rey
vikingo de
Dublin:
Sitric, que trajo mercenarios
vikingos de las
islas Orkney y de la
Isla de Man, contra lo que no pudo vencer
Brian Boru, que perdió la
Batalla de Clontarf. Puede que los irlandeses tardasen mucho en conocer la
flauta pero se han encontrado por toda la costa
silbatos mesolíticos y
ocarinas naturales que pudieron haberse usado para imitar animales a modo de cebo para la caza.
Un instrumento primitivo que se cree que pudo llegar hasta Irlanda a través de la tradición cazadora fue el de "
arco y flecha", con un funcionamiento similar al de un
violín pero siendo monocorde (si se pinzaba la cuerda de forma que vibrase una longitud menor, conseguían sonidos más agudos e incluso establecer una escala). En cualquier caso nada prueba que los irlandeses usasen este instrumento de la
Edad de Piedra pero, en cambio, no hay duda de que ya en ese periodo lo utilizaban en África central, de hecho, aún se utilizaba en el siglo XX entre algunas tribus nativas.
Si entramos en la Irlanda de la
Edad de Bronce lo primero que nos encontramos es un tambor o pandero primitivo que evolucionó hasta el
bodhrán, quizás el instrumento de
percusión más famoso de la isla y que ahora se ha extendido en todos los territorios de tradición celta de la mano de grupos como
Dropkick Murphys,
The Corrs,
The Chieftains,
Luar na Lubre, etc. El diámetro de parche de piel de cabra oscila entre los 25 y los 66 centímetros y éste va clavado al marco mediante tachuelas, el cual tiene unos diez centímetros de profundidad. Se toca golpeando directamente con la mano o con una baqueta (
tipper), normalmente una baqueta doble según el
estilo Kerry, y se suele introducir la otra mano por la parte de abajo (caja de resonancia) para mitigar la vibración a la vez que modular el tono del instrumento.
Otro instrumento de percusión de esta época eran los
crótalos, muy distintos en apariencia al del resto de Europa puesto que su forma, similar a la de un cencerro, imitaba el escroto de un toro. Esto era debido a que los irlandeses primitivos adoraban a estos animales, si bien no se sabe si como símbolo de fertilidad o como otro atributo, pero el hecho de que llevase una argolla da a entender que posiblemente se colgara del animal.
Es imposible saber si el
bodhrán lo inventaron los
Fir Bolg o los nuevos pobladores de la
Edad de los Metales, como dice el
Libro de las invasiones irlandés, del siglo XIII: "Los milesios irlandeses de origen cretense huyeron a Siria pasando por Asia Menor, y desde allí navegaron hacia el Oeste hasta Getulia, en el Norte de África, y por fin, llegaron a Irlanda pasando por Brigantium en España". ¿Recuerdan el mito de la Atlántida y las historias que relacionan a sus supervivientes en una lucha contra los pictos? Ahí tienen otra teoría más.
Hasta hace muy pocos años se creía que los únicos instrumentos irlandeses de
viento de la
Edad de Bronce eran los
cuernos de bronce, utilizados principalmente para avisar de ataques en la costa, pero nuevos descubrimientos arqueológicos de 2003, fechados mediante prueba de carbono como de esta edad, dieron a conocer la existencia de una
flauta de pan (
Wicklow pipes) encontrada cerca de la costa este de Irlanda. A inicios de 2005, el compositor para la televisión irlandesa
Michael Holohan compuso la primera pieza para este instrumento después de seis mil años con una réplica hecha a mano del mismo. Esto demuestra lo mucho que nos queda por conocer aún de la música que hubo antes de que los apologistas cristianos destruyeran todo lo que consideraron como profano y herejía.
En la
Edad de Hierro los instrumentos de
viento nacieron por dos vías, por la de los nuevos pobladores de los milenios anteriores y por la invasión de los
celtas. Por parte de los primeros se realizaron unos instrumentos de viento madera, alargados (72cm.), curvados y que acababan en forma de cono, cuyas secciones estaban divididas por unos "
trastes" de bronce clavados en la madera. Este instrumento no deja de recordar al
abub sumerio del que hablé hace
un par de entradas y es posible que proceda del mismo ya que se llevan unos seiscientos años de diferencia, siendo posterior el irlandés.
Los
celtas por su parte, cuando llegaron a la isla en el siglo VIII y continuaron llegando en oleadas hasta el siglo I (cuando los
Gael conquistan todo el territorio y lo dividen en cinco reinos), trajeron la
trompa celta (
Loughnashade trumpa), que se refinaría tanto en Irlanda como para crear el
adharc, del que más adelante hablaré. La
trompa celta, de
viento metal, se dividía en dos partes curvas que se unían en un punto central y creaban una
S de dos metros de longitud pero que sólo pesaba un kilo (porque el grosor no solía superar el medio centímetro). Debido a que era fácil de transportar, se convirtió en el instrumento de batalla preferido de los
celtas y además había otra razón: La potencia; el pabellón de la
trompa permite que el sonido salga a un volumen más que considerable para lo que sonaban los demás instrumentos de la época, con lo que el ejército podía escuchar el toque aunque no hubiese visión directa.
Sin embargo, los
celtas trajeron consigo un gran adelanto en la mentalidad y la cultura irlandesa de la época, lo que hizo que el interés por el arte se acrecentara hasta el punto de transformar la tosca
trompa en un diseño mucho más estrecho, delicado y con un sonido más dulce, llamado
adharc. El resto es ya Historia.